Ya pasaron algunos días del hecho pero bien sirve dar cuenta de él, por la curiosidad que lo envuelve y porque a su modo revela ciertos caracteres propios del fútbol argentino, que se repiten sin distinción de lugar y categoría.El domingo 14 de marzo, Defensores de Buena Parada y Ferro de General Pico definían el pase a la tercera fase del Torneo Argentino C. En el encuentro de ida, Ferro se había impuesto por 1 a 0, pero luego perdió en la revancha por el mismo marcador. Ante el empate en puntos y diferencia de goles, el árbitro Iván Mariscal decidió que debían jugarse dos tiempos adicionales de 15 minutos para definir el ganador de la serie. Allí, Defensores fue más en la primera parte, donde dos pelotas terminaron estrelladas contra el poste del arco rival. Pero en la segunda mitad, Ferro anotó 3 goles y se llevó la clasificación. Sin embargo, algo extraño había sucedido.
“La gente de los clubes se me acercó para decirme que se debía definir por penales, pero nadie me dio la certeza. Yo en ese momento tuve la convicción de que se debía definir con prórroga y luego con penales” contó el árbitro Mariscal luego a la prensa. También reconoció que, cuando iba para el estadio y luego durante el entretiempo, lo asaltó la duda acerca de la forma de definición. “Incluso los asistentes discreparon en este asunto por lo que, cuando termina el primer tiempo, trato de comunicarme con alguien para preguntarle como se definía, pero no había señal de celular” agregó el colegiado. Quizás a las compañías telefónicas se les pueda cargar el asunto, pero lo cierto es que el reglamento establecía que después de finalizados los 90 minutos, en caso de igualdad, el ganador debía definirse directamente desde los 12 pasos.
Ante la queja de los dirigentes de Defensores, el Consejo Federal de la Asociación del Fútbol Argentino dispuso que debía mantenerse el resultado de los 90 minutos pero que la definición se daría por penales. El resultado del suplementario no sería válido. Por eso es que cuatro días después los jugadores se reunieron nuevamente para dirimir la cuestión en el estadio de Belgrano de Santa Rosa, La Pampa, pero esta vez con el arbitraje del pampeano Alejandro Juan. Allí, Ferro venció por 6 a 5 y accedió a la siguiente instancia del torneo. El héroe de la jornada fue el arquero del verde, Mauro Bertone, quien reemplazó al habitual titular, Matías Boto, que se había desgarrado a falta de dos minutos para el final del partido de la polémica. A un costado festejaron los dirigente de su club, quienes ya habían anticipado que si perdían en los penales, el club presentaría un recurso de amparo en la Justicia Federal para que se les reconociera el triunfo obtenido el domingo anterior.
Iván Mariscal, el árbitro que desató el conflicto con su decisión, hizo su descargo en el diario La Nueva Provincia, de Bahía Blanca: “No puedo ser tan necio de tapar esto. Lo indefendible no se puede defender. Lo único que pido es que entiendan que estoy comenzando en el arbitraje, que apenas tengo 25 años. Entiendo que tiene que haber una sanción y la voy a cumplir, pero no quiero que me corten la carrera. Eso me mataría”. Como “El penal más largo del mundo” , el cuento de Osvaldo Soriano donde un tiro desde los 11 metros tarda una semana en ejecutarse, Ferro y Defensores debieron reunirse en un estadio vacío sólo para definir desde el punto del penal quien seguía adelante en el Torneo Argentino C. Demasiada ficción para ser realidad.



Pero el Mundial no fue el único momento en que el gobierno militar puso sus ojos en la pelota. Más bien fue un momento entre tantos otros. Los militares aprovecharon la pasión y el arraigo popular que el fútbol tiene en la Argentina para llegar a lo más profundo de la sociedad y generar fervor en el pueblo. Un buen ejemplo de esta situación es el caso del club Talleres de Córdoba. La institución de Barrio Jardín, comandada en ese entonces por el presidente Amadeo Nuccetelli, tuvo estrechos lazos con Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército, quien era hincha de la T. Menéndez desempeñó diversos altos cargos entre 1975 y 1979. Fue el encargado de dirigir las acciones de las Fuerzas Armadas contra la guerrilla en 10 provincias del país y responsable de todos los campos de concentración que funcionaron en las provincias que abarcaba el III Cuerpo. Entre ellos estaba "La Perla", ubicado a 15 km. de Córdoba, por donde pasaron más de 2.200 personas. Menéndez supervisó y dirigió personalmente las torturas y los fusilamientos.













